Decidimos darnos un gusto y compramos algunos juguetes nuevos. La emoción por probarlos era tan grande que apenas cerramos la puerta de la habitación, comenzamos a explorarlos uno por uno. Primero fue ella quien me los mostró, luego yo me encargué de usarlos con calma… y después, con intensidad. Todo fue consensuado, entre adultos, disfrutando de cada vibración, gemido y caricia. Una experiencia íntima y muy caliente.